Phylum maquínico: De virus informáticos y seres vivos.

noviembre 10, 2008 § 1 comentario

Cuando los atomos caen a través del espacio vacio por su propio peso, en tiempos y espacios indeterminados, se desvían aunque solo sea un poco de su curso, justo lo suficiente que lo podrias llamar un cambio en su dirección. Si no fuera por este desvio, todo caería hacia abajo en el vacio del espacio. Ninguna colisión tendría lugar y no se crearía ningun impacto de átomo a átomo. Por lo que la naturaleza jamas habría creado nada.
– Lucrecio

Aquí no hay nada, básicamente.  Quiero decirlo lo  suficientemente literal, como… finalmente… aquí hay sólo algunos fragmentos, algunas cosas que desaparecen.  Si miras al universo, es un gran vacío.  Pero entonces,  ¿cómo emergen las cosas? Aquí, siento un tipo  de afinidad espontánea  con la física cuántica. dondé, ya sabes, la idea es  que el universo es un vacío, pero una clase de vacío  cargado positivamente. Y entonces las cosas particulares aparecen  cuando el equilibrio  del vacío es perturbado. Y a mi gusta mucho esta idea de espontáneidad según la cuál la realidad sólo es no-nada… Las cosas están afuera. Esto significa algo  terriblemente fuerte… que, lo que nosotros llamamos creación  es una especie de desequilibrio cósmico,  es una catástrofe cósmica,  qué las cosas existen por error.
– Slavoj Zizek

ebola-virus

Virus Ébola

La creacción de virus informáticos ha estado siempre ligada a la idea de la inteligencia artificial. La pasión -sencillamente- que mueve el desarrollo de estos virus es la de crear seres parecidos a los orgánicos, que se comporten como ellos y evolucionen como ellos. La barrera a la que tradicionalmente se han enfrentado los creadores ha sido la del aprendizaje. Siempre, el virus, funciona a base de unos automatismos pre-programados que regulan sus inputs/outputs, también su memoria. En última instancia no parecen poseer ningún tipo de creatividad ni son capaces de desarrollar mecanismos efectivos de innovación espontanea. Paradojas de las «IA’s»: Pueden jugar y ganar al ajedrez (Deep Blue) pero no pueden barrer una habitación y enfrentarse al caos que ello supone. Pero miremoslos de otra forma. Fijémosnos en ese conjunto de malware que puebla hoy la red. La mayoría de usuarios de internet (exceptuando a aquellos que usan GNU/Linux ;P) se enfrentan día a día a cantidades masivas de estos virus que de forma aislada intentan socavar la seguridad y estabilidad de nuestro ordenador. Puede ocurrir que uno de estos malware, por sí solo, no sea capaz de acabar con la vida de nuestro ordenador sino que simplemente se dedique a incrementar el tráfico en red, restringir ciertos servicios, abrir algunos puertos, limitar las capacidades del hardware, lo que fuera… Lo interesante es cuando este malware, de forma espontanea y sin estar pre-programado para ello, comienza a colaborar uno con otro. Llegando a tal punto -singularidad- en que esta colaboración vírica puede generar propiedades emergentes que antes no poseían ningun de ellos de forma aislado – lease: acabar con la vida de nuestro ordenador. A esto es a lo que Deleuze y Guattari llaman (parte del) phylum maquínico. Con ello se refieren al conjunto total de procesos de auto-organización en el universo. En el cual un grupo de elementos previamente desconectados de repente alcanzan un punto crítico en el cual empiezan a cooperar para formar una entidad de nivel superior.

Y algo sorprendente ocurre en la noción de phylum maquínico. Ella difumina, sino disuelve, la distinción entre seres orgánicos e inorgánicos. Los virus informáticos y los humanos compartirían una linea filogenética común: el phylum maquínico. Quizás, «No somos sino un paso en la evolución hacia los virus informáticos». Y así la vida no deja de ser sino estos procesos de auto-organización (como en teoría del caos), (desbar)ajuste y singularidad: Una alianza espontanea entre máquinas. Un huracan que excede cualquier pre-programación.

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